Edith Stein nació en 1891, en Breslau (Alemania). De origen judío, pronto destacó por su inteligencia y por su capacidad de estar abierta a los problemas que la rodeaban. En 1922, se convierte al catolicismo. Ante la presión nazi se retira de la enseñanza y en 1934 ingresa en el Carmelo como Teresa Benedicta de la Cruz. Escribe obras filosóficas hasta que la Gestapo la saca del convento y muere en la cámara de gas del campo de concentración de Auschwitz en 1942.
Edith Stein, patrona de Europa, mártir del fanatismo
Edith Stein nació el 12 de octubre de 1891, en Breslau (Alemania).
Era la menor de once hermanos. Sus padres eran judíos. Su padre murió antes de que Edith cumpliera los dos años, y su madre hubo de cargar con la dirección del negocio de venta al por mayor de maderas que tenían y con la educación de sus hijos.
Edith escribió de sí misma que de niña era muy sensible, dinámica, nerviosa e irascible, pero que a los siete años ya empezó en ella a madurar un temperamento reflexivo. Pronto se destacaría por su inteligencia y por su capacidad de estar abierta a los problemas que la rodeaban.
En plena adolescencia, deja la escuela y la religión porque no encuentra en ellas sentido para la vida. Surgen sus grandes dudas existenciales sobre el sentido de la vida; «Estamos en el mundo para servir a la humanidad».
Fue una brillante estudiante de fenomenología en la Universidad de Gottiengen. Husserl la escoge antes que a Martin Heidegger (uno de los filósofos más importantes del siglo XX) como asistente de cátedra. Recibió el título de Filosofía de la Universidad de Friburgo.
Siendo una mujer con una personalidad de alta tensión y fuertemente pasional, así como totalmente racionalista y atea, en el fondo de su corazón, la semilla de la generosidad y del servicio a la humanidad causaba un profundo cuestionamiento existencial. Fue así como decidió alistarse en la Cruz Roja como enfermera durante la Primera Guerra mundial. En 1915 recibe la Medalla al Valor.
El momento de la conversión
Edith tiene acceso a leer la biografía de quien pasaría a ser su maestra de vida interior, Santa Teresa de Jesús.
Intelectual y lógica como era, leía y analizaba cada página, hasta que finalmente su raciocinio se sometió a la gracia, haciéndola pronunciar aquellas palabras desde su corazón femenino: «esta es la verdad».
El día 1 de enero de 1922, Edith es bautizada como católica. Al ser católica se siente mas judía; Este doble aspecto crea en Edith un corazón auténticamente reconciliador entre las dos religiones.
Vida apostólica
Además de sus clases, escribe, traduce e imparte conferencias. Durante estos años realizó dos obras voluminosas: la traducción al alemán de las cartas y diarios del cardenal Newman y la traducción, en dos tomos, de las Cuestiones sobre la verdad, de Santo Tomás de Aquino.
En 1933, las situaciones políticas en Alemania van empeorando. El nuevo Gobierno nazi ordena a los profesores no arios que abandonen «de forma espontánea» sus profesiones.
¡Una verdadera locura! Ella, que hubiera sido nombrada «filósofa del siglo XX» si no se hubiese retirado… Pero Stein desapareció de la vida pública y la Orden del Carmelo abrió sus puertas a una de las grandes pensadoras de nuestra época.
Su familia
En este momento, sería oportuno destacar lo que significa todo esto para la familia de Edith y, sobre todo, para su madre. Más que su profesión, y más que su trabajo a favor de la mujer y sus derechos, fue la incomprensión de su madre lo que le causó un verdadero martirio interior. Para su madre, los actos de Edith constituían una traición familiar que no aceptaría jamás.
Entrada al convento de Colonia
El 15 de abril de 1934, toma el hábito carmelitano y cambia su nombre a Teresa Benedicta de la Cruz.
Es durante estos años cuando concluyó una de las más admirables y profundas de sus obras, Ser finito y eterno. Edith trata las preguntas más existenciales del hombre; reconoce la sed infinita que posee el hombre de conocer la verdad y de experimentar su fruto, entendido desde la realidad de lo eterno y lo trascendental. Y así, busca unir las dos fuentes que conducen al hombre al conocimiento de sí mismo y de la verdad: la fe y la filosofía.
Una vez más, la situación de los judíos empeora. Edith pide trasladarse del Carmelo de Colonia para evitar peligros a la comunidad. Es trasladada, junto con su hermana Rosa, quien se había convertido al catolicismo.
Edith empieza a escribir, en 1941, su última y más ilustre obra: La ciencia de la Cruz. La hermana Teresa está profundamente preocupada por la situación del pueblo judío en general.
Su función consiste en interceder con toda el alma y con una disposición total para conseguir lo que pide, incluso contando con la posible pérdida de la vida.
En 1942 empiezan las deportaciones de judíos. La Gestapo amenaza a todas las autoridades cristianas de Holanda. Los calvinistas y los luteranos dan marcha atrás, pero Pío XII se mantiene firme. La venganza se cumple unos días más tarde. Las SS invaden el convento del Carmelo y se llevan a dos monjas judías conversas: Edith y Rosa Stein.
La comunidad del Carmelo comienza los trámites para que Edith y Rosa puedan emigrar a Suiza, pero los intentos no dan resultado. El 2 de agosto del año 1942, miembros de las SS se presentan en el convento y apresan a la hermana Teresa y a su hermana Rosa, para conducirlas al campo de concentración de Auschwitz. Al salir del convento, la hermana Teresa cogió tranquilamente a su hermana de la mano y le dijo: «¡Ven, hagámoslo por nuestro pueblo!».
Son trasladadas al campo de concentración de Amersfoort. En la noche del 4 de agosto, obligaron de nuevo a los prisioneros al traslado al campo de Westerbork.
«Las lamentaciones en el campamento y el nerviosismo en los recién llegados eran indescriptibles. Edith Stein iba de una parte a otra, entre las mujeres, consolando, ayudando, tranquilizando como un ángel», dicen algunos supervivientes.
El 7 de agosto, apenas salido el sol, Edith y su hermana, junto con unos mil judíos, son trasladados una vez más. Su destino es Auschwitz. Llegan al campo de concentración el 9 de agosto y los prisioneros son conducidos inmediatamente a la cámara de gas.
Muere con la oración de un Padrenuestro en los labios. Edith da el sentido más pleno a su vida entregándose por todos por amor…
Edith Stein fue canonizada como mártir en 1998 por el papa Juan Pablo II, quien le dio el titulo de «mártir de amor». En octubre de 1999, fue declarada copatrona de Europa.
Bibliografía
www.vatican.va/…/saints/ns_lit_doc_19981011_edith_stein_sp.html