Emmy Noether nació en 1882, en el Estado alemán de Baviera. Su portentosa predisposición hacia las matemáticas le permitió vencer los sólidos obstáculos que bloqueaban su camino. Tuvo que asistir de oyente a una Universidad que no admitía mujeres y luego impartió clases en ella sin cobrar ningún sueldo. Las matemáticas están en deuda con ella por sus aportaciones, como el teorema que lleva su nombre.
Emmy Noether, un prodigio en la historia de las matemáticas
«Mi tesis doctoral es una jungla de fórmulas».
Amalie Emmy Noether nació el 23 de marzo de 1882, en el Estado alemán de Baviera. Su familia, de origen judío, gozaba de una próspera posición. Su padre, Max Noether, fue profesor de matemáticas en la Universidad Friedrich-Alexander. Su madre, Ida Amalia, pertenecía a una rica familia judía. Emmy fue la mayor de los cuatro hijos nacidos del matrimonio.
Las posibles aspiraciones académicas para una mujer alemana en aquel tiempo se limitaban a ser profesora de idiomas en institutos. Noether pasó los exámenes que le permitían enseñar inglés y francés en 1900, pero sus objetivos eran más ambiciosos. Su padre, amigo personal de Felix Klein, intercedió para que Emmy pudiera asistir como oyente en la Universidad de Gotinga, escuchando lecciones impartidas por el astrónomo Karl Schwarzschild o los matemáticos Hermann Minkowski, David Hilberto el propio Klein.
El curso siguiente empezó a permitirse en el Estado de Baviera la matriculación y el derecho a examen de las mujeres en cualquiera de sus tres universidades, así que el 24 de octubre de 1904 Emmy Noether se convertía en la primera y única mujer matriculada en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Erlangen. Tres años después, el 13 de diciembre de 1907, defendió su tesis, «Sobre la construcción de los sistemas formales de las formas bicuadráticas ternarias». Fue la segunda matemática alemana que se doctoró en su país, aunque a ella nunca le gustó este trabajo.
Aun así, Noether lo tuvo muy difícil para ostentar un cargo académico. En Alemania las reticencias hacia la mujer en la educación eran mayores que en otros países de su entorno. Hay que decir que las mujeres habían conseguido acceder a la Universidad en Francia en 1861, en Inglaterra en 1878, y en Italia en 1885. La primera mujer que consiguió una plaza universitaria docente en Europa fue la matemática rusa Sofia Kovalevski en 1881, en la Universidad de Estocolmo. En Alemania, el káiser era un ferviente partidario de que las mujeres no salieran de las tres kas: Kirche, Kinder, Köche (iglesia, niños y cocina).
Así, durante los siguientes años, Noether estuvo impartiendo clases en la Universidad de Erlangen sin cobrar ni un duro. Las bajas que en Gotinga produjo la Gran Guerra hicieron que Hilbert y Klein volvieran a llamar a Emmy en la primavera de 1915.
Aunque tanto Klein como Hilbert intentaron denodadamente que la Universidad aceptara a las mujeres como profesoras, la Sección de Humanidades del claustro se opuso tajantemente, no solo por los prejuicios que existían entonces contra la mujeres, sino también por su condición de judía, socialdemócrata y pacifista. Entre los oponentes estaban el filósofo Edmund Husserl o el historiador Karl Brandi, que llegó a afirmar: «Hasta ahora la aportación científica de las mujeres no justifica en absoluto la introducción de un cambio tan drástico en el carácter de las universidades».
De ella dijeron otras muchas cosas: «Con qué sencillez se presentaría la cuestión ante nosotros si, con el mismo trabajo, la misma habilidad docente y la misma dedicación, se tratara de un hombre (…) Considero el cerebro femenino inapropiado para la creación matemática, sin embargo, considero a la señorita Noether como una de las raras excepciones». «Puedo dar testimonio de que es un gran matemático, pero de si es una mujer… bien, esto ya no podría jurarlo». «Solo ha habido dos mujeres en la historia de las matemáticas, y una de ellas no era matemática, mientras que la otra no era una mujer».
Al acabar la guerra, los nuevos aires políticos permitieron por fin a Noether poderse habilitar como privatdozent el 4 de junio de 1919. Sin embargo, todavía no cobraba un sueldo. Permitía dar clases en la Universidad y cobrar un pequeño estipendio a los alumnos que quisieran asistir a ellas. Noether accedió a este título a los treinta y siete años, cuando para sus colegas este era el primer escalón de juventud.
La crisis económica alemana hace la situación económica de Noether insostenible y, por suerte, consigue un contrato por unas clases de álgebra a los cuarenta y un años. Sus dotes pedagógicas y su generosidad para desarrollar distintas líneas de investigación fueron ensalzadas por todos.
Con la subida de los nazis al poder, Noether estaba amenazada por partida doble, tanto por su ascendencia judía como por sus simpatías marxistas. Noether tuvo la oportunidad de emigrar al colegio universitario Bryn Mawr, en Pensilvania, a finales de octubre de 1933.
En abril de 1935 Noether fue ingresada en el hospital de Bryn Mawr para que le extirparan un tumor uterino. Aunque la operación, el 10 de abril, fue un éxito, el 14 de abril falleció en el hospital de una embolia.
En el año 2003, la Universidad de Gotinga creó una plaza de profesor –esta vez remunerada– con el nombre de Emmy Noether.
Aportaciones científicas
Las contribuciones de Noether a la matemática son incontables, especialmente en la disciplina del álgebra, como en la teoría de las invariantes. Pero por lo que los físicos conocen más el trabajo de Noether es por el teorema quizás más bello que se ha creado dentro de la física matemática, el llamado teorema de Noether, que relaciona dos ideas básicas: la invariancia de la forma que una ley física toma con respecto a cualquier transformación y la ley de conservación de una magnitud física. Un teorema que se suele formular: «A cada simetría le corresponde una ley de conservación, y viceversa».
Escribió unos 45 trabajos de investigación y fue inspiración de otros grandes nombres de las matemáticas, como Max Deuring, Hans Fitting, Chiungtze Tsen u Olga Taussky Todd, entre otros. Albert Einstein escribió este tributo hacia ella:
«En el reino del álgebra, en el que los mejores matemáticos han trabajado durante siglos, ella descubrió métodos que han probado su enorme importancia (…) La matemática pura es, a su manera, la poesía de las ideas lógicas. (…) En este esfuerzo hacia la belleza lógica se descubren fórmulas espirituales necesarias para conseguir una penetración más profunda en las leyes de naturaleza».
Bibliografía – Fuentes
Emmy Noether, matemática ideal. David Blanco Laserna. Nivola. Madrid, 2005.
http://www.fisicafundamental.net/relicario/noether.html
http://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/8589/Emmy%20Noether