Clotilde Cerdá (Esmeralda Cervantes) (1861-1926)
Clotilde Cerdá fue la niña prodigio que recorrió el mundo tocando el arpa, bajo el nombre artístico de Esmeralda Cervantes.
Nació en Barcelona, en 1861. Su madre fue Clotilde Bosch, pintora y dama de honor de Isabel II, pero no está claro quién fue su padre, pues, si bien en su momento la discreción de la familia evitó el escándalo, está claro que no fue el padre de sus hermanas mayores, el ingeniero Ildefons Cerdá, famoso por ser el artífice del Ensanche de Barcelona. Clotilde Bosch e Ildefons Cerdá se separaron cuando la pequeña Clotilde no contaba más de tres años.
A la tierna edad de cuatro años Clotilde mostró su precoz talento para la música, y muy pronto se decantó por el arpa entre todos los instrumentos. A los nueve años comenzó una vida viajera y dedicada a la música, marchándose a París con su madre y sus tres hermanas.
Debutó como concertista a los doce años, edad a la que ya formaba parte de la Orquesta de Richard Strauss en Viena, siendo elogiada por músicos del calibre de Richard Wagner, y por otros grandes intelectuales europeos, como Victor Hugo, quien la apodó con el nombre de la protagonista de su obra El jorobado de Notre Dame, Esmeralda. El apellido artístico de Cervantes es atribuido por algunos autores a Isabel II, y por otros a Alfonso XII. Sea como fuere, Clotilde recorrió con su arpa Europa y América, con el nombre de Esmeralda Cervantes, siendo aclamada por todos los públicos, entre los que se cuentan el emperador de Brasil y el presidente de los EE.UU.
Además de su actividad como concertista, con la que participó en Roma en el último concierto de Franz Liszt, también se dedicó a la enseñanza y la literatura, convirtiéndose en una gran mecenas de la cultura y el arte. A los catorce años fue nombrada profesora honoraria de arpa en el Conservatorio del Liceu, y también ejerció como profesora en el Conservatorio de México. Entró en la logia masónica Lealtad de Barcelona con veinte años, y con veinticuatro escribió una Historia del arpa.
Su actividad cultural y social fue muy intensa, pues en 1885 fundó en Barcelona, junto con la doctora Dolors Aleu i Riera, la Academia para la Ilustración de la Mujer, que, desgraciadamente, no tuvo éxito y cerró a los dos años. También llegó a dirigir las publicaciones El Ángel del Hogar, en Barcelona, y más tarde, La Estrella Polaris, en París. Sus artículos fueron numerosos en distintos periódicos y revistas.
Sus relaciones con la monarquía española habían sido tan buenas que se dice que la joven adolescente consiguió del rey Alfonso XII el indulto para dos condenados a muerte en Barcelona. Más tarde, sin embargo, esta relación se deterioró debido a sus ideas políticas, demasiado liberales para el gusto de la Casa Real. Su defensa de la clase obrera, del sufragio femenino y de la abolición de la esclavitud provocaron veladas amenazas para que «…no se ocupara de asuntos de hombres y se dedicara a tocar el arpa…».
De modo que, durante un tiempo, se «exilió» a Constantinopla, donde trabajó como profesora de arpa para el harén del sultán del Imperio otomano. Allí contrajo matrimonio con el rico industrial brasileño Oscar Grossman, abandonando así sus viajes y conciertos públicos.
Finalmente, Clotilde y su marido se establecieron en Tenerife, a la cima de cuyo volcán había ascendido la joven unos años atrás. En las islas continuó participando en la vida cultural y artística local, dando clases de solfeo o formando parte de los jurados en los concursos de música.
Murió el 12 de abril de 1926 de una hemiplejia. Pocos recuerdos quedan en los libros de historia de esta mujer genial, valiente, comprometida y generosa, cuyo talento fue admirado en todo el mundo, más que el nombre de una calle en Tenerife, o el de un puente en Uruguay. Nosotras, aquí, le rendimos un merecido homenaje.
Referencias:
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=cerda-y-bosch-clotilde
http://lopedeclavijo.blogspot.com.es/2010/08/esmeralda-cervantes.html
http://www.elmundo.es/cataluna/2013/12/24/52b9bfeb22601d62248b4593.html
