Elisabet Cifre es una hija ilustre de Palma que nació en 1467. Pronto manifestó interés por la vida espiritual y por las letras. Se formó de manera autodidacta y tomó las grandes decisiones de su vida mediante la oración. Decidió hacerse beguina y estuvo muy bien considerada en la sociedad mallorquina de su tiempo por ser un ejemplo de sencillez, buenas costumbres y honestidad. Tuvo una gran autoridad sobre asuntos sociopolíticos y era consultada tanto por las autoridades de la ciudad como por los particulares.
Elisabet Cifre, la religiosa a la que todos consultaban
Elisabet Cifre fue una beguina nacida en Palma (Mallorca) en 1467 y fallecida en1542.
Durante la Edad Media surgieron movimientos religiosos alternativos alejados de las normas establecidas por la Iglesia. Fue el caso de los beguinajes, centros de espiritualidad femenina sin dependencia de los hombres, donde las mujeres podían manifestar su religiosidad de una manera más libre y espontánea.
Las beguinas no tenían necesidad de romper con su familia ni abandonar la vivienda donde residían, por lo que sus familias no tenían que pagar dote alguna, cosa que sí tenían que hacer las de aquellas que ingresaban en un convento. Esto hizo que mujeres de toda condición se sintiesen atraídas por este movimiento, que permitía su religiosidad independientemente del dinero que tuviesen.
En Mallorca, las beguinas aparecen justamente cuando empiezan a perseguirse en la Península y en Europa, debido a la presión de la Iglesia para institucionalizar las formas autónomas de religiosidad femenina.
Elisabet Cifre nació en Palma en 1467. Ya desde muy pequeña manifestó interés por la vida espiritual y por las letras. Era muy inteligente y se formó de manera autodidacta. Tomó las grandes decisiones de su vida mediante la oración. Así, ante la duda sobre de qué forma debía dedicarse a la espiritualidad, inició un período de oraciones que duraría nueve meses, al cabo del cual decidió renunciar al matrimonio y hacerse beguina. Sus cualidades hicieron que ya en vida tuviese fama de santa. Tenía tendencia a las visiones, apariciones y profecías. Podía predecir acontecimientos relacionados con su familia o con la ciudad de Palma. Es curioso que, a pesar de tener estas revelaciones, nunca levantó sospechas ni fue acusada de heterodoxia.
Uno de los rasgos más importantes del movimiento de las beguinas era el amor al prójimo, de manera que la acción estaba unida a la contemplación. Elisabet Cifre materializó este amor en tareas como la atención y la compañía a los enfermos, la asistencia a las mujeres en el momento del parto, curaciones milagrosas, etc.
Estaba muy bien considerada entre la sociedad mallorquina de su tiempo por ser un ejemplo de sencillez, buenas costumbres y honestidad, por lo que fue elegida para dirigir el colegio de la Crianza, situado en la calle Montesión, de Palma, un internado dedicado a la formación moral y humana de las hijas de la nobleza y de las familias destacadas de la ciudad, que ha pervivido, con altibajos, hasta bien entrado el siglo XX. Un ejemplo del prestigio del colegio es el hecho de que el emperador Carlos V internó allí a Catalina, hija del rey de Bugia, otorgando anualmente treinta ducados en concepto de ayuda y manutención.
Aparte de dirigir la Crianza, Elisabet, que tuvo una gran autoridad sobre asuntos sociopolíticos, era consultada tanto por las autoridades de la ciudad como por los particulares, y actuaba como intercesora en las luchas que mantenían los diferentes bandos de la oligarquía de la ciudad, enfrentándose incluso a los agermanados en 1521.
Elisabet Cifre es hija ilustre de Palma y su retrato está expuesto en el Ayuntamiento. Está enterrada en la catedral de Palma.