Federica Montseny fue la primera mujer ministra de Europa. Nacida en Madrid en 1905, fue una de las figuras más emblemáticas del movimiento obrero español, además de ser la anarquista más conocida desde la dictadura de Primo de Rivera a la guerra civil española. Destacó como escritora y oradora. Puso en marcha programas de ayuda a los desfavorecidos, convirtió los orfanatos en hogares de la infancia, creó liberatorios de prostitución donde las prostitutas aprendían oficios y se ocupó de los refugiados de la guerra. Regresó a España desde su exilio en Francia en 1977.
Federica Montseny: la primera mujer ministra de Europa, anarquista y española
Dirigente española, una de las figuras más emblemáticas del Movimiento Obrero Español, Federica Montseny fue, además de la anarquista más conocida en la época que va desde la dictadura de Primo de Rivera a la Guerra Civil (años veinte y treinta del siglo XX), una brillante escritora y oradora.
Federica Montseny nació el 12 de febrero de 1905 en Madrid. Era hija de Joan Montseny, periodista y escritor bajo el pseudónimo de Federico Urales, y de Teresa Mañé, maestra que usaba el alias de Soledad Gustavo; ambos eran anarquistas catalanes y fundadores de La Revista Blanca y Tierra y Libertad. Fueron procesados en varias ocasiones por sus ideas libertarias.
Sus padres Influyeron de una manera determinante en la vida de Federica y en su profundo amor por el conocimiento y la libertad. Su educación transcurrió en casa, siendo inducida al amor por la botánica y la geología.
Ella misma cuenta que sus recuerdos son los de una infancia, una adolescencia y una juventud feliz y apasionante.
«Hasta los catorce o quince años, puede decirse que fue mi madre quien me educó. Después aprendí idiomas en la Academia Cots y en la Escuela Berlitz y me inscribí en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona, aunque como oyente, es decir, sin pasar exámenes».
Mítines y manifestaciones formaron también parte de la vida adolescente de Federica. Con apenas doce años ya acompañaba a sus padres en la actividad militante.
Fue una mujer con un destino marcado por el hecho de ser la única hija de Federico Montseny y Teresa Mañé, y haber sido educada «integralmente» siguiendo las premisas del ideario pedagógico libertario, ideario que trató de aplicar vehementemente durante su larga vida, tratando de ser coherente con sus grandes exigencias prácticas y morales como propagandista y escritora.
En 1923 se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en el Sindicato de Oficios Varios de Sardañola, en Ripollet, y colaboró en publicaciones anarquistas, donde escribía sobre filosofía, literatura y feminismo.
Federica era el icono de la nueva feminidad española. Viajó por toda España durante la primera mitad de 1930 en condición de propagandista de la CNT, promocionando la mano de obra local y dando mítines sobre las políticas de la confederación. Su talento natural para el discurso, añadido a sus credenciales políticas y su perspicaz defensa de la FAI (Federación Anarquista Ibérica), el ala más radical de la CNT, en disputas internas, fomentaron su trayectoria pública, y en un breve lapso de tiempo se convirtió en un miembro reconocido del Comité Nacional.
En 1933 Federica dio a luz a su primera hija, a la que llamó Vida, fruto de la relación que mantuvo con el también militante anarquista Germinal Esgleas. Ello no supuso, sin embargo, su alejamiento del trabajo organizativo ni literario.
Fue pionera en combinar ambas facetas en unos tiempos en los que esa era la excepción y no la norma entre las mujeres españolas. Por su personalidad, sus ideas y su intensa dedicación a la política, la llamaron «la pasionaria anarquista».
La llegada de la II República tuvo para Federica Montseny una significación especial:
«…la libertad de miles de presos, la vuelta de exiliados y la posibilidad de abrir un período revolucionario que sobrepasase la simple instalación de una democracia burguesa».
Más tarde, con la llegada de la guerra civil, vendría uno de los momentos más importantes en la vida de F. Montseny, ya que era la primera mujer que formaba parte de un Gobierno en España: de noviembre de 1936 hasta mayo de 1937, como ministra de Sanidad y Asistencia Social en el Gobierno del socialista Largo Caballero.
Por este motivo, las primeras funciones de Federica tuvieron mucho que ver con la evacuación de refugiados y las urgencias hospitalarias.
Durante su corto mandato al frente de la cartera de Sanidad y Asistencia Social, puso en marcha por primera vez en España programas de ayuda a los desfavorecidos, convirtió los orfanatos en hogares de la infancia, creó liberatorios de prostitución donde las prostitutas aprendían oficios, intentó regular el aborto –se opusieron el resto de los ministros del Gobierno de Largo Caballero– y se ocupó de los refugiados de la guerra. «Ella decía que sus medidas eran reformistas, pero en realidad, vistas desde ahora, sencillamente eran revolucionarias». Para atender a los refugiados contó con un crédito extraordinario, el único que se le proporcionó, de cinco millones de pesetas.
Al terminar la guerra, y tras su breve ministerio, se exilió a Francia. Huyendo de los nazis, se refugió en la Borgoña y fue detenida. El Gobierno de Madrid solicitó su extradición, pero fue denegada a causa de su embarazo.
En 1945 se instaló en Toulouse, y, hasta su muerte, ni abandonó Francia ni renegó de sus ideales anarquistas. Siguió trabajando por sus ideas, publicando y dirigiendo periódicos anarquistas como CNT y Espoir y realizando viajes por Suecia, México, Canadá, Inglaterra e Italia.
Con la transición española volvió a España en 1977 y, aunque continuó teniendo su domicilio en Francia, haría frecuentes visitas a nuestro país.
Falleció el 14 de enero de 1994 en el hospital de la Gardelle, en Toulouse, y fue enterrada en el cementerio de Saint Cyprien, de la misma localidad francesa, víctima de una enfermedad terminal.
Su hija Vida recordó, a la muerte de su madre, que esta renunció a la vida de madre y esposa para dedicarse por entero a su carrera política y a luchar por la liberación de la mujer.
Montseny publicó varios libros. Entre ellos destacan: La mujer, problema del hombre, Cien días en la vida de una mujer, Crónica de la CNT, El anarquismo y Mis primeros cuarenta años. Destaca La indomable, novela en buena medida autobiográfica, en la que, como en las anteriores, la autonomía de las mujeres y su derecho al libre albedrío configuraban las bases de la trama.
La figura de Federica Montseny ha sufrido, como tantos otros personajes públicos, la memoria y el olvido sobre su actuación en la historia.
Fuentes documentales
Una anarquista en el poder. Irene Lozano:
http://www.elmundo.es/elmundolibro/2005/02/07/historia/1107797501.html
Federica Montseny, la primera mujer ministra en España. Susanna Tavera:
El País, 16 de julio de 2009. En línea:
http://lacomunidad.elpais.com/miabuelapepa/2009/7/16/federica-montseny-primera-mujer-ministra-espana-
Federica Montseny, La primera ministra de un gobierno español. Paloma Corredor. Universitat de Valéncia, 5 de abril de 2004.
En línea: http://www.uv.es/dones/temasinteres/historia/federica.htm
La indomable. Federica Montseny. 1.ª ed. Colección Voces Críticas. Ed. Diario Público. Madrid, 2011.